Preocuparse es una palaba inútil:
“estoy preocupado por la marcha de la empresa”, “estoy preocupado por Luis”, “estoy
preocupado por la marcha del negocio” … Preocuparse tiene una doble connotación
diabólica: por un lado, nos induce a la inactividad, (todo lo que hacemos es preocuparnos)
y, por otro lado, nos lleva a la desesperación (aunque nos empeñemos muchas
veces en lo contrario, hay cosas de las que no merecen la pena). ¿De qué le
sirve preocuparse por el tiempo? ¿Puedes hacer para influir en él” …
“estoy preocupado por la marcha de la empresa”, “estoy preocupado por Luis”, “estoy
preocupado por la marcha del negocio” … Preocuparse tiene una doble connotación
diabólica: por un lado, nos induce a la inactividad, (todo lo que hacemos es preocuparnos)
y, por otro lado, nos lleva a la desesperación (aunque nos empeñemos muchas
veces en lo contrario, hay cosas de las que no merecen la pena). ¿De qué le
sirve preocuparse por el tiempo? ¿Puedes hacer para influir en él” …
Y es que la palabra “preocupación”
solo genera pasividad. Preocuparse hablar de tu reactividad.
solo genera pasividad. Preocuparse hablar de tu reactividad.
Es obvio que aquello que
nos podemos controlar provoca un sentimiento de miedo y, consecuentemente, en
la mayoría de los casos, nos lleva a la parálisis.
nos podemos controlar provoca un sentimiento de miedo y, consecuentemente, en
la mayoría de los casos, nos lleva a la parálisis.
¿Entonces qué podemos hacer
ante algo que nos produce inquietud? Ocuparnos.
Es decir, suprimir el prefijo “pre” de preocupación y quedarnos con la palabra “ocupación”.
Ocuparse nos abre muchas más posibilidades: alcanzar aquello que nos hayamos
propuesto.
ante algo que nos produce inquietud? Ocuparnos.
Es decir, suprimir el prefijo “pre” de preocupación y quedarnos con la palabra “ocupación”.
Ocuparse nos abre muchas más posibilidades: alcanzar aquello que nos hayamos
propuesto.
Los sentimientos son la
base de los comportamientos, pero, si sabemos controlarlos nos permiten
reaccionar de forma positiva. Ante cualquier amenaza siempre hay alternativas
de solución (obviamente, dentro de nuestro margen de acción).
base de los comportamientos, pero, si sabemos controlarlos nos permiten
reaccionar de forma positiva. Ante cualquier amenaza siempre hay alternativas
de solución (obviamente, dentro de nuestro margen de acción).
“Mi compañía ha anunciado una
reducción de plantilla”, «he perdido una venta»… no te preocupes, ocúpate (dentro de tu margen de actuación).¡Racionaliza!,
¡¿Qué ventajas te puede ofrecer el nuevo escenario?!, ¡Busca empleo mientras
tanto!., ¡Vamos a por otras ventas!… y, ¡olvídate de las consecuencias de aquello que no puedes gestionar!
reducción de plantilla”, «he perdido una venta»… no te preocupes, ocúpate (dentro de tu margen de actuación).¡Racionaliza!,
¡¿Qué ventajas te puede ofrecer el nuevo escenario?!, ¡Busca empleo mientras
tanto!., ¡Vamos a por otras ventas!… y, ¡olvídate de las consecuencias de aquello que no puedes gestionar!
¡Cárgate de actitud positiva! ¡Siempre hay mejore alternativas! Y pasa a la acción.
¡Mientras que estas ocupado
se reduce la ansiedad y se abren nuevas alternativas!
se reduce la ansiedad y se abren nuevas alternativas!
Antonio Peñalver
Muy interesante la reflexión.
Realmente así es, tanto en la vida profesional como en la vida afectiva pasamos más tiempo preocupándonos que poniendo solución al problema.
Debemos poner en práctica la teoría y no seguir perdiendo tiempo en lamentaciones.
Este artículo te muestra el gran problema de la preocupación excesiva.
La preocupación te provoca que evites situaciones debido al miedo escénico al fracaso. Las personas tienen que dejar de preocuparse por equivocarse ya que lo único que consigues equivocandote es ganar experiencia.
Deja de preocuparte y ponte a ello. El gran fracaso es no intentarlo por miedo a equivocarse.
Estoy de acuerdo con el artículo porque considero que hoy en día nos agobiamos y preocupamos demasiado, incluso por cosas simples.
Una de las acciones que podrían reducir este sobre exceso de preocupación sería clasificar los problemas en función de la gravedad de los mismos, para dar prioridad a lo realmente importante y poder ocuparnos de ello.
Estoy totalmente de acuerdo con este artículo, ya que cuando nos preocupamos surgen sentimientos de negatividad, estrés e incluso miedo, lo cual no es nada positivo para solventar aquello que queremos solucionar.
En cambio, cuando realmente nos ocupamos nuestra actitud es totalmente diferente, ya que afrontamos todo lo que se cruce en nuestro camino con una actitud optimista, proactiva, positiva…
Esto último es mejor ya que nos centramos en todo lo que podemos hacer, que es mucho, y así conseguiremos olvidarnos de las preocupaciones.
En resumidas cuentas, para que desaparezcan nuestras preocupaciones tenemos que convertirlas en ocupaciones, y así tendremos más oportunidades.
Por último y a modo de reflexión, he encontrado un proverbio chino respecto a la preocupación:
"Si un problema tiene solución, no hace falta preocuparse. Si no tiene solución, preocuparse no sirve de nada".
Eva Sánchez-Cabezudo Bayón (Liderazgo y Management)
Muy de acuerdo con estas palabras, no sirve de nada que estemos con esa preocupación de que algo va mal, y no ocupándonos y dándole soluciones, nos sentiríamos mejor con nosotros mismos y viendo como las cosas siguen hacia delante por buen camino.
Martín Puentes Sánchez (Liderazgo y Management)