Hoy en día, la mayoría
de las organizaciones experimentan cambios que se producen con demasiada
frecuencia y rapidez; y, sin embargo, su crecimiento es demasiado lento. Y, sin
embargo, los directivos trabajan duro para comunicar las estrategias de forma
emocionante e impulsar a la organización en un contexto de oportunidad y
crecimiento.
en un entorno actual de negocio dinámico, ha de saber imprimir energía; en
donde, el factor humano es imprescindible.
El dilema para muchos de
los directivos, como líderes, es que sus empleados se adapten, -y vuelvan a adaptarse-,
a los continuos cambios de la organización para ser competitiva. Para tener
éxito, es imperativo que los líderes creen una cultura de renovada energía y
entusiasmo que genere el necesario compromiso con la organización y sus retos.
Para fomentar el
compromiso organizativo, es importante que el directivo, como líder, sepa
reconocer quién de la organización está realmente listo para involucrarse y
quién puede necesitar alguna ayuda para avanzar. En estos tiempos de continuos
cambios y necesidad de adaptación prolongada, es necesario que el directivo
sepa establecer un patrón de comportamientos de relación con los colaboradores
que le permita convertirse en un líder de “base segura” por la confianza que es
capaz de transmitirles en que su visión estratégica es la adecuada y en que
cuenta con ellos para luchar en alcanzarla.
directivos, nos son capaces de transmitir una visión que supere los seis meses.
Los trabajadores trabajan principalmente en el presente, centrándose en lograr
las tácticas claves del día a día. Muchos trabajadores encuentran difícil
cambiar su mentalidad sobre la estrategia de futuro y necesitan tiempo para
procesar los indicios de lo que traerá el futuro, por cierto, no tan lejano.
Uno de los roles del
directivo como líder es educar a toda la organización, -de arriba hacia abajo-,
mostrando claramente cuál es el camino a seguir. El desafío del directivo, como
líder transformador, es seguir avanzando con sus colaboradores haciéndoles sentir
seguros acerca de la estrategia y la dirección a seguir; desde el punto de
vista racional y, fundamentalmente, desde el emocional. El directivo, si quiere
ser líder en un entorno cambiante y exigente como el actual, ha de saber sacar
partido a la energía humana. El directivo de hoy está llamado a construir un
sentido de compromiso, ayudando a sus colaboradores a darse cuenta del
potencial crecimiento que tienen para ellos mismos, el equipo y la organización.
entender lo que entendemos por compromiso. La energía, no el tiempo, es la
moneda de compromiso. El compromiso es la energía que ponemos para contribuir en
relación con la percepción de cambios y eventos que ocurren a nuestro alrededor.
Por lo tanto, las personas altamente comprometidas tienen una percepción
positiva de los cambios que suceden a su alrededor y ponen un alto nivel de
energía en lo que hacen.
Un modelo para elegir contribuir
como líder es comprometer a otros para generar una energía llena de contribución
hacia el valor y éxito. Pero no importa cuán fuerte sea un líder si no se puede
hacer que sus colaboradores de muevan y cambien. Son ello, los colaboradores,
los que han de tomar la decisión de cambiar.
Existen tres estados en relación con la decisión de
contribuir al cambio: proactivo, reactivo e inactivo. Las personas pasan
por estos tres estados hasta tomar una decisión y moverse hacia el cambio.
en actividades de buen grado en las decisiones las acciones que la organización
ha puesto en marcha-, están en el estado
proactivo. Se apropian de lo que hacen y cómo lo hacen.
regañadientes y resistentes a «ponerse al día»-, están en un estado reactivo. Estas personas pueden
actuar como elementos disuasorios para el crecimiento y el progreso de la
organización.
completo de los cambios, están en el estado
inactivo. Este tipo de estado de ánimo (con su comportamiento
correspondiente), también, puede tener efectos nocivos en desarrollo de la estrategia
organizativa.
Como líder, es
fundamental entender los diferentes modelos de elección que pueden adoptar los
colaboradores y el estado de ánimo que, consecuentemente, pueden adoptar. El
directivo ha de saber evaluar en qué estado se encuentran sus colaboradores y
ayudarles a comprometer proactivamente su energía en relación con el movimiento
de la organización.
Recordemos que, como directivos,
no podemos involucrar a la gente si ella no quiere. Son los colaboradores los
que eligen estar comprometidos o no. Es función del directivo, como líder, crear
las condiciones en las que los colaboradores elijan participar. Antes de ayudar,
es importante que el directivo entienda las perspectivas de sus colaboradores
en una situación de cambio. Muchos estudios se centran en por qué la gente se
va, pero, es más importante entender porque eligen permanecer y comprometerse.
de pueden estar preguntando a medida que deciden participar:
seguir?
zapatos de los empleados, ya que ellos son los que están mejor preparados para comprometerse.
Pero más allá de la empatía con los colaboradores, el directivo tiene que
trabajar por su cuenta en cuatro niveles acción directiva.
tener éxito en liderar una organización comprometida? Los líderes de hoy, al
igual que los empleados, necesitan trabajar a través de su propio modelo de
elección y ser proactivos no sólo en decidir participar, sino también en
decidir dirigir a la organización hacia una cultura de compromiso.
organización se crea a partir de un conjunto de creencias, prácticas,
costumbres y comportamientos compartidos. Al trabajar a través de los siguiente
cuatro niveles de liderazgo, el directivo puede aumentar su propia eficacia como
líder y generar una cultura de compromiso para su organización.
Liderarse. Todo comienza
con uno mismo. El directivo ha saber gestionarse antes de dirigir a otros. Se
trata de ser claro en sentido del propósito personal y por qué se elige ser un
líder. El directivo debe tener claro los valores que le mueven en su toma de
decisiones. También, debe conocer y entender sus propias fortalezas como líder.
Liderar a otros a nivel individual. Las habilidades que el directivo despliega para
facilitar el crecimiento individual de sus colaboradores son fundamentales;
como, por ejemplo, saber comunicar, fijar metas o delegar delegación. El directivo
necesita tener y saber dominar estas habilidades críticas y básicas para
conducir con eficacia a cada uno de sus colaboradores.
Liderar equipos. Igualmente,
los directivos han de tener y saber desplegar las habilidades para que sus
colaboradores trabajen juntos de manera efectiva y logren resultados como un
equipo. A medida que las organizaciones se han aplanado y son más liquidas, el
liderazgo individual ya no es tan eficiente. La mayoría de los directivos no
tienen el lujo de invertir el tiempo las relaciones individuales (muchas veces
estas ya, ni siquiera, se justifican). Con el incremento de los equipos
virtuales y las relaciones solo funcionales, las habilidades de dirigir uno a
otro son difíciles de manejar, pero, sin embargo, se requiere la capacidad para
resolver problemas, gestionar reuniones o promover el dialogo
Liderar una cultura de trabajo. El acto de promover una cultura de trabajo es diferente
de los otros niveles. Muchos directivos se enfocan en mejorar sus habilidades
de relación a nivel individual o en grupo; pero, sin embargo, el líder de hoy
necesita entender lo que se necesita para generar una cultura que permita el
compromiso total de todos los empleados. Liderar una cultura de trabajo exige
que los directivos, como líderes, entiendan su responsabilidad de comprometer a
otros (que no dependen directamente de ellos) para que aporten su energía a la
organización.
En este artículo enfocado en el líder transformador y el cambio en las organizaciones, encontramos varias referencias estudiadas a lo largo de la asignatura Liderazgo y Management.
En primer lugar, recordemos que se habla siempre del líder transformador, como esa persona que contribuye a una evolución sostenible de personas y negocio. En el que las claves de su liderazgo son gestionar manos, corazón y cabeza.
Es importante mencionar también a McCleland, ya que se habla del compromiso, y es éste quien mediante un estudio, corrobora cómo los estilos de dirección influyen hasta un 70% en el compromiso y satisfacción de los equipos. Entendemos como compromiso el paso de la motivación a la acción.
En el primer nivel de liderazgo, "liderarse", encontramos el concepto de Inteligencia Emocional, cuando se habla de autogestión y autoconciencia.
Por último es destacable el uso las palancas organizativas de la dimensión claridad, explicadas dentro del concepto de satisfacción y compromiso. Podemos señalar dos de las palancas organizativas: visión y dirección a medio y largo plazo, y sistemas de información, gestión y comunicación. Estas palancas son utilizadas por los líderes para crear condiciones favorables en los procesos de cambio en las organizaciones.
Este artículo es interesante porque, como hemos observado, de él se pueden extraer varios temas, estudiados a lo largo del curso. Como conclusión vemos el alto grado de responsabilidad que recae sobre el líder transformador y las herramientas a su disposición para alinear a la organización con su visión y objetivos.
Luis Miguel Gómez Bastos – estudiante de L&M en la UAH.
En estos momentos, las situaciones de las empresas cambian rápidamente, y los colaboradores deben adaptarse a dichos cambios. El líder tiene el deber de saber guiarles, ayudarles a comprometer proactivamente su energía en relación con el movimiento de la organización. El compromiso de los colaboradores es la responsabilidad emocional que un empleado tiene hacia una organización, no significa que trabajan por el dinero, sino porque les importa el trabajo, se comprometen y se satisfacen realizando los trabajos. El líder a través de 4 niveles puede generar una cultura de compromiso en la empresa, además de aumentar su eficacia como líder. Motivar a los colaboradores, hacer que realicen las tareas con satisfacción, puede conseguir un mejor rendimiento en los resultados de las empresas.
Shuangyi Ye – estudiante de ADE en la UAH.