Hace dos años, en mi estudio «Personas y Negocio», reclamaba un
mayor nivel de diálogo de la función de Recursos Humanos con todos los grupos de
interés socio-políticos con el fin de adquirir un mayor protagonismo.
Entre los grupos de influencia destacaba, las asociaciones de empresarios, los
sindicatos y la Administración.
Y la realidad es que los profesionales de Recursos Humanos no somos interlocutores en ninguno de estos ámbitos de influencia.
de Recursos Humanos no pintamos nada (o casi nada) a nivel institucional.
En mi humilde opinión, uno de los
aspectos que más destaca en la función de Recursos Humanos es que no tiene una única asociación de profesionales de referencia; y, ninguna de ellas, lo suficientemente activas a nivel institucional.
Solo podemos
destacar tres asociaciones profesionales de Recursos Humanos. Principalmente, destaca AEDIPE (Asociación Española de Dirección y Desarrollo de
Personas), con presencia nacional, la más abierta todo tipo de profesional y la que más asociados tiene; Y, luego, hay otras dos asociaciones minoritarias, AEDRH (Asociación Española de Directores de Recursos Humanos) y DCH (Organización Internacional de Directivos de Capital Humano).
como profesionales, que la función de recursos humanos no
influye en las organizaciones y con razón: por ejemplo, solo el 30% de las direcciones de recursos humanos del IBEX
pertenecen al Comité de Dirección de sus empresas. Por ello, ¿cómo nos puede extrañar que los profesionales de recursos humanos no
tengamos influencia social y política?
Desde esta
ventana, insto a que los profesionales de recursos humanos nos unamos en una única asociación (o, al menos, colaboren) y se cree, de verdad, un lobby profesionalizado que obligue a la
Administración y las asociaciones
empresariales y sindicales a contar con la visión de los responsables
sobre la gestión de las personas en las
organizaciones.
Antonio Peñalver