Recientemente tuve la ocasión de participar en una pequeña reunión con un representante relevante de uno de los sindicatos mayoritarios de nuestro país en el que, -entre otras cosas y de formar distendida-, se quejaba de que los sindicatos estaban siendo públicamente denostados –por unos medios de comunicación manipulados- y ello ponía en peligro el actual Estado de Derecho. Aducía que la Constitución daba a los sindicatos un papel relevante y que su desprestigio pone en cuestión el estado democrático en el que vivimos.
La verdad es que, de todo lo que allí se trató, esta reflexión me conmocionó. ¿Está en peligro nuestro Estado de Derecho? , ¿hay fuerzas ocultas, -conservadoras por supuesto, según este sindicalista-, que quieren desprestigiar a los sindicatos para dar un golpe de Estado y revertir nuestro régimen de libertades?…
Allí mismo, efectué unas reflexiones que a continuación desarrollo y sobre las que, por cierto y para mí, no obtuve respuesta.
Poniéndome a su nivel, comparto en parte qué, -como exponía el revolucionario italiano Antonio Gramsci-, el sindicato es una respuesta necesaria en defensa de los intereses de los trabajadores dentro de la sociedad capitalista.
Es cierto y lógico que la Constitución Española de 1978 confiera relevancia indiscutible a los sindicatos y a las asociaciones empresariales, en el marco del Estado social y democrático de Derecho, como factores de dinamización de la vida económica y social de nuestra Nación.
Pero, ¿por qué un representante sindical dice que el Estado de Derecho está en peligro por el desprestigio publico de los sindicatos?. ¿No será que se está “poniendo la venda antes de la herida”?
Y es que sinceramente creo qué, si bien no es bueno que los sindicatos estén desprestigiados, estos mismos se lo han ganado a pulso; por varias razones:
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Los sindicatos que inicialmente fueron más votados por los trabajadores, se han mimetizado con el Estado, al que denominan capitalista, adquiriendo privilegios (inmuebles, subvenciones…) que les ha permitido enrocarse y perpetuarse en contra de la libertad sindical
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Puesto que estos sindicatos mayoritarios tienen que representar a todos los trabajadores, aunque no les voten, (y así lo reclaman), ¿por qué, desde el inicio de la crisis económica en el 2007, se han mostrado condescendientes con un gobierno ineficaz y posteriormente no han asumido la responsabilidad de negociar una reforma laboral consecuente con la situación actual?
Y es que, aunque no les guste oírlo, parece que los sindicatos más representativos: por un lado, se han estatalizado y aburguesado; y por otro lado, solo se mueven por afinidad política. Y estas, si son razones para poner en peligro el Estado.
Tal vez, no este mal que los sindicatos tomen consciencia de su desconexión social. Ello, puede ser el primer paso para regenerarse y empezar a contribuir de forma pragmática a la necesidades de la sociedad. ¿No os parece?
Antonio Peñalver
como siempre dando en el clavo. Cuando abandonan su razon de ser, no les queda ningun apice de credibilidad, como los hechos lo demuestran.
Me gusto mucho el tema del post, pero sobretodo me gustaria que se hablara más acerca de la responsabilidad de los sindicatos en cuanto a daños generados a terceros.