Si preguntamos a la gente sobre lo qué entiende por flexibilidad laboral encontraremos muchas y dispares respuestas. Los sindicatos pondrán el foco en la capacidad que han de tener las empresas para que sus empleados concilien su trabajo con su vida profesional. Y los empresarios hablaran del margen que han de tener para poder gestionar adecuadamente sus plantillas acorde con sus necesidades organizativas en cada momento.
Ambas cosas son conciliables, si se tiene voluntad. La flexibilidad horaria o el teletrabajo es posible y una tendencia imparable. Y las formulas que nos ofrece la normativa laboral para que las empresas gestionen sus recursos humanos en relación a sus necesidades son muchas: horas extraordinarias, contratos por tiempo y obra determinado, empresas de trabajo temporal, etc.
Pero, ¿es realmente este el debate cuando hablamos de flexibilidad laboral? ¿No será este un diálogo de sordos o insuficiente?.
En el actual entorno económico, el mercado laboral español es de los menos sensibles a la actividad económica. Como podemos apreciar por las estadísticas de empleo, los empresarios evitan contratar temporalmente y desde luego, lo que no desean es adquirir compromisos laborales a largo plazo.
¿Y cuáles pueden ser las razones de la insensibilidad actual a la contratación laboral? Sin duda, la incertidumbre es un factor importante. Pero, también, los costes “adicionales” son un factor de resistencia a la contratación. Las empresas, con unos márgenes económicos estrechos, por un lado, no ven alicientes en los actuales costes por cotización a la seguridad social cuando contratan aprendices; y por otro lado, los costes de despedir a los empleados con antigüedad se consideran muy elevados.
A nadie le gusta perder derechos adquiridos y la posición del actual gobierno y sindicatos afines en defensa del estado del bienestar social es entendible… pero, ¿hasta cuánto tiene que crecer el desempleo y los compromisos económicos de la seguridad social para que se ponga en marcha una reforma laboral que flexibilice fehacientemente el mercado laboral?. Realmente, se puede y debe discutir de la flexibilidad laboral pero, más allá, de la conciliación personal-laboral. Es más, si queremos que el bienestar social sea sostenible, habrá de adaptarse a la realidad económica social.
Es por ello, que una reforma laboral en profundidad es la garantía de la sostenibilidad del bienestar social. Y para ello, además de trabajar en dar mayor flexibilidad al mercado laboral, reduciendo frenos a la contratación y la desvinculación laboral, así como en la conciliación de la vida personal y laboral, se ha de trabajar en dotar de mayor poder a la empresa en la gestión de sus compromisos laborales en relación con su viabilidad y en la revisión del sistemas de pensiones para «atajar» los costes derivados del envejecimiento de la población.
¿Alguien piensa que no es urgente hacer una verdadera reforma laboral que flexibilice el mercado laboral, de mas autonomía a los entes productivos y asegure las pensiones a futuro?. Y en su caso, ¿el actual Gobierno está en condiciones de hacerlo?.
La flexibilidad laboral, es una forma perversa de debilitar el poder del eslabón más débil de la cadena. Cuando tienes una cadena, para determinar cual será el eslabón que va a romper, tienes que aplicar una tensión determinada, aunque siempre existe ese marco de incertidumbre para saber cual será el valor justo y exacto. Del mismo modo, los contratos parciales, fin de semana etc etc, Son la tensión aplicada a la cadena, para identificar el eslabón más débil sin que la cadena se rompa. Yo prefiero que se rompa. Trabajar en esas condiciones, es degradante para el ser humano. En el marco de mercado neoliberal que vivimos, es imposible crear una reforma laboral justa con eslabones de cadena fuertes. Es imposible, porque el sistema neoliberal, es un sistema perverso, basado en la explotación del fuerte sobre el débil. Es un sistema, en este sentido, similar a la naturaleza, o incluso peor, más afín a las ideas hitterianas, que a la igualdad y el amor por la especie humana. Apoyar una reforma laboral para que los monstruos invisibles dominen facilmente a los humanos, no es ético.
En mi opinión el mundo nunca va a volver a ser como antes de la crisis del 2008.
Vivimos en un mundo cada vez más globalizado y competitivo. Las enormes compañías del pasado sufren por su escasa flexibilidad y estructura del siglo XX mientras empresas de reciente creación con menos de 50 empleados están valoradas en millones de dólares.
En el siglo XX los productos tenían un ciclo de vida de 20 años, en el XXI un producto en un año está desfasado, no está permitido el error, un fallo en la estrategia y la competencia hunde la compañía.
La principal estrategia de las empresas desde hace unos años y que previsiblemente cada vez se aplique con mayor fuerza va a ser el reducir los costes fijos con el fin de asegurar que los márgenes estimados se cumplen, por lo que según esta teoría, el trabajo por cuenta ajena se va a ir reduciendo a favor de la figura del “autónomo”.
¿Qué se va a conseguir con esto? Una flexibilidad brutal que beneficiará a los profesionales con mejores habilidades, conocimiento y experiencia en detrimento de aquellos no tan preparados. Multi-trabajo, será normal que las personas más preparadas participen en varios proyectos estacionales o temporales. Emigración, el trabajo que buscarás existirá y te estará esperando, pero quizás en la otra punta del mundo.
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